Renta de hidrocarburos en la inversión pública para el desarrollo productivo 2000 - 2012
Fecha
2014Autor
Zegarra Caero, Danitza Mayerlin
Tutor
Ticona García, Roberto, tutor
Quevedo Calderón, Boris Leandro, relator
Metadatos
Mostrar el registro completo del ítemResumen
La historia larga de la economía boliviana, particularmente en las últimas décadas, ha llevado la marca del rentismo. El excedente ha sido consumido, distribuido o redistribuido sin apuntar a un uso productivo ni a su reinversión. El rentismo ha operado en el marco de la subsistencia o el incremento del carácter primario exportador de la economía. El sistema actual de distribución ha generado varias inequidades entre las regiones o en el nivel de acceso al excedente en términos per cápita. Sin embargo, cuando se observa la distribución, llama la atención que un departamento no productor (La Paz) sea el que recibe la mayor cantidad de recursos del IDH. La renta por hidrocarburos aumentó de Bs 592 millones en 2000 a Bs 14.102 millones en 2012, millones; es decir, más de 23 veces que en 2000. Si bien la situación fiscal y los diferentes indicadores económicos mejoraron, surge el cuestionamiento si los mayores recursos están siendo orientados a lograr cambios estructurales en el país o si están sirviendo para financiar el consumo del Sector Público, caso en el cual está mejor situación económica sería solamente pasajera. A pesar de la importancia de las regalías hidrocarburíferas, además del IDH, debe ponerse en evidencia que se trata de ingresos públicos que se generan a partir de la producción de recursos no renovables pertenecientes a todos los bolivianos, los que en algún momento se agotarán. Por otro lado, los precios del petróleo, gas y minerales son muy volátiles y dependen de las condiciones del mercado internacional y no de lo que Bolivia haga o deje de hacer. Ambas características sugieren la poca conveniencia de utilizar las regalías y el IDH para el financiamiento del gasto corriente, que en el país es muy inflexible y, por lo tanto, deberían ser recursos destinados a la inversión pública, que es el factor de ajuste más importante cuando se generan desequilibrios fiscales.