Evaluación de fístulas genitourinarias secundarias a cirugías ginecobstétricas y su identificación como posibles lesiones iatrogénicas en el Servicio de Urología del Hospital de Clínicas durante la gestión 2016 - 2022
Abstract
Las lesiones del tracto urinario son complicaciones frecuentes en cirugías ginecobstétricas, constituyéndose en una preocupación para las instituciones prestadoras de servicios de salud, hospitales, profesionales de salud y pacientes. Estas lesiones, de acuerdo con el análisis de cada caso, pueden ser consideradas como iatrogenias y ocasionar consecuencias administrativas y jurídicas. Material y método. Se realizó un estudio cuantitativo, retrospectivo y poblacional, basado en la revisión de 30 historias clínicas correspondientes a la totalidad de la población de pacientes atendidos en el Servicio de Urología del Hospital de Clínicas entre el 1 de enero de 2016 y el 30 de junio de 2022. Las edades de los pacientes oscilaron entre los 21 y 81 años. Las variables estudiadas incluyen antecedentes relacionados con la presentación de fístulas urinarias, tipos de fístulas, especialidad médica implicada, procedencia de casos, factores limitantes para interponer denuncias y complicaciones asociadas. Al trabajar con la totalidad de la población, los resultados reflejan parámetros poblacionales, incluida la varianza Resultados. Los resultados muestran que la fístula urinaria más frecuente fue la fístula vesicovaginal, que representó el 50% de los casos (15 de 30), seguida de la fístula ureterovaginal (20%), vesicouterina (6,67%), uretrovaginal (6,67%), rectovesical (6,67%) y otros tipos menos comunes (10%). Las cirugías ginecobstétricas, en especial las histerectomías (50%) y las cesáreas (23,33%), fueron identificadas como los principales factores de riesgo. La mayoría de los pacientes (90%) fueron atendidos en hospitales o centros públicos, mientras que el 3,33% y el 6,67% correspondieron a servicios privados y de seguridad social, respectivamente. En cuanto a las limitaciones para interponer denuncias, el 93% de los pacientes reportó barreras, destacando la falta de recursos económicos (64%), el desconocimiento (22%) y la burocracia (7%). Ninguno de los casos logró concretar denuncias formales a nivel administrativo o judicial. Las complicaciones más frecuentes incluyen la pérdida involuntaria de orina (23,33%) y la recidiva (23,34%), seguidas de dispareunia (13,33%), infecciones urinarias y vaginales recurrentes (10% y 13,33%, respectivamente) y aislamiento social (10%). Además, el estudio determinará que las fístulas vesicovaginales se localicen predominantemente en el trígono vesical (30%). Conclusiones. Las fístulas vesicovaginales, especialmente localizadas en el trígono vesical, representan una complicación iatrogénica significativa derivada de cirugías ginecobstétricas. La falta de auditorías médicas internas, junto con un deficiente control institucional, pone en evidencia la necesidad urgente de implementar estrategias de mejora en la calidad y seguridad quirúrgica, así como garantizar la formación continua del personal médico para reducir las complicaciones. Finalmente, se resalta la importancia del consentimiento informado, la mejora de los protocolos quirúrgicos para garantizar una atención integral y segura a los pacientes.