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dc.contributor.authorSanchez Acarapi, Victor
dc.date.accessioned2016-09-28T21:05:25Z
dc.date.available2016-09-28T21:05:25Z
dc.date.issued2011
dc.identifier.urihttp://repositorio.umsa.bo/xmlui/handle/123456789/8078
dc.description.abstractLa quinua es uno de los pocos cultivos, con alto valor nutritivo, del cual se puede obtener producciones económicamente rentables, que se adaptan y toleran las condiciones climáticas extremas del Altiplano. Sin embargo, dichos eventos climáticos (heladas) ocasionan pérdidas significativas en la producción vegetal ya que se presentan en cualquier época del año, pero son más frecuentes, durante los meses de marzo a mayo, que coinciden con las últimas etapas de desarrollo del cultivo. Bajo estas circunstancias, la duración del ciclo ontogénico del cultivo, resulta ser una estrategia que permita, aminorar dichas pérdidas. Pero sea evidenciado, que dicha duración es muy heterogénea. El modelo simple de la constante térmica permite relacionar la tasa de desarrollo del cultivo con la temperatura, para predecir la época de cosecha, Esto para los productores, representaría una ventaja competitiva y una herramienta de planificación, para desarrollar estrategias de producción. Se evaluó la periodicidad de la temperatura sobre la duración del ciclo, y se determino su constante térmica, por dos métodos: directo y residual. Se identifico la temperatura base a partir de la cual la planta presenta la actividad metabólica, por métodos matemáticos. Y la influencia de las temperaturas mínimas extremas sobre la plasticidad del desarrollo de sus fases fenológicas, para el periodo comprendido entre emergencia y Madurez Fisiológica, en cultivares de quinua (Belén 2000; Toledo Rojo, Sajama, Santa María y Real Blanca), en seis diferentes localidades del Altiplano (Viacha, Corpa, Iñacamaya, Callapa Chico, Patacamaya1 y 2 y Mejillones) durante las gestiones agrícolas 2004-2005, 2006-2007, 2007-2008, 2009-2010, 2006-20071, 2005-20062 y 2006-2007 respectivamente. De acuerdo a los resultados obtenidos a través del método empírico, podemos sugerir que la temperatura base para la quinua es de 1ºC.Los resultados muestran que el método directo sobreestima la acumulación energética en un 10 a 15%, con respecto al método residual. Estableciendo que la constante térmica de la quinua es de 1600 a 1700 GDD. El análisis de la acumulación de calor para cada fase fenológica, muestra la plasticidad adaptativa del cultivo, en el desarrollo de sus fases, por la acción positiva o negativa de la temperatura. Lo que le permite cumplir su ciclo ontogénico, independiente de la duración del mismo. Las fases que mejor reflejan esta característica, son 5HA y 13H. Ya que el cultivo en este periodo necesita acumular de 320 a 400 GDD. Las variedades Santa María y Real Blanca presentan una acumulación del 80% del requerimiento en 5HA y un 20% en 13H. Mientras que la variedad Belén 2000 en dos localidades Viacha y Corpa, la acumulación en ambas fases fue más o menos pareja. La duración de estas dos fases fue de 34 a 36 días para las tres variedades en las cuatro localidades. Otras fases que muestran esta plasticidad aunque de forma no tan evidente son 2HB y DPA. En cuanto a la respuesta de la plasticidad adaptativa, frente a la incidencia de heladas (eventos climáticos extremos), en las primeras etapas, COT-DPA, no se evidencian diferencias significativas en la acumulación de calor, entre las variedades que sufrieron heladas (Santa María y Real Blanca) de las que no (Belén 2000 y Sajama) ya que todas las variedades alcanzaron FLO con una acumulación de 960 a 1060 GDD, pero si se evidencia una mayor duración del ciclo en las variedades que sufrieron heladas especialmente en las fases COT y 2HB, La periodicidad de la temperatura influye directamente sobre la duración del ciclo y de cada fase fenológica, mostrando que cuanto mayor es la temperatura media, menor la duración del ciclo, desde el punto de vista eminentemente climático. De acuerdo a la simulación del riesgo de cosecha, para el Altiplano Central, existe una alta probabilidad de pérdida de cosecha, sí se realizan siembras antes de la segunda quincena de Octubre, y en el primer decanato de Diciembre, por la alta probabilidad de ocurrencia de heladas tardías, en el primer caso. O que las etapas más sensibles FLO y GLE coincidan con los periodos más críticos de ocurrencia de heladas (a partir de tercer decanato de Marzo) en el segundo. Podemos sugerir entonces, que la mejor época de siembra para el Altiplano Central varía desde el tercer decanato de Octubre hasta la primera quincena de Noviembre.es_ES
dc.language.isoeses_ES
dc.subjectQuinuaes_ES
dc.subjectChenopodium quinoa Willdes_ES
dc.subjectPlasticidad de la quinuaes_ES
dc.subjectConstante termicaes_ES
dc.titleInfluencia de la plasticidad de la quinua ( Chenopodium quinoa Willd.) sobre su constante termica en el altiplano bolivianoes_ES
dc.typeThesises_ES


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