Ramón Tito

Abstract

Ramón Tito, "de descendencia de los Incas, casi" -- como se describe el propio escultor—nació en La Paz, de padres oriundos del Lago Titicaca, de donde consigue, aún, parte del material que trabaja: lindas piedras jaspeadas que su fértil imaginación y sus diestras manos transforman en figuras abstractas, "madres andinas", "mujeres montañas", "campesinos", "duendes", "aves rapaces", entre otros, sin coadyuvarse jamás de dibujos o de maquetas, y trabajando a puro cincel, raspador y lija. Habla con amor de las piedras verdes del Chapare, de las piedras amarillas areniscas jaspeadas y nobles basaltos de Achumani y Rio Abajo y de las marmolinas blancas con su infinidad de sutiles dibujos de color gris, café y amarillo, de las lomas del Mururata. Su interés en el arte remonta a su niñez, cuando miraba con antojo las vitrinas de las vidrieras y observaba a su padre, cantero, picapedrero, escultor de frisos y otros elementos arquitectónicos, de quien también aprendió las técnicas de trabajar la piedra. Ya fueron picapedreros los abuelos. Después de encontrar la Escuela de Bellas Artes, al fin de una larga odisea, le agradó tanto aquella institución que permaneció por once años, especializándose en varias técnicas y estudiando, entre otras personas, con Víctor Zapana Serna, uno de los primeros escultores de origen aymara de nuestros tiempos. Ha participado en más de medio centenar de exposiciones y sus obras han llegado a los Estados Unidos y a Europa. Agradan las líneas limpias, el hábil uso de los dibujos y colores de las piedras de las cuales se sirve en sus obras para hacer resaltar detalles de las vestimentas, plumaje, o caras de sus creaciones, y el hecho de poder pasear alrededor de sus obras, haciendo continuamente nuevos descubrimientos inesperados de forma y de línea.