dc.description.abstract | En América Latina, la población indígena constituye cerca del diez por ciento del total de unos 40 millones de personas, concentradas en más de 400 grupos locales entre el Sur de México, América Central y los Andes Centrales (Stavenhagen 1997:62; Wiarda y Kline 2001:103). A pesar de su importancia numérica, históricamente estos grupos se han mantenido al margen de las instituciones formales de los sistemas políticos, aun cuando los derechos de ciudadanía le fueron concedidos como al resto de la población en el momento de formación del Estado-Nación. En las tres últimas décadas esta situación se ha ido transformando. Los pueblos indígenas han dejado de ser objetos pasivos para convertirse en sujetos activos en Ecuador, Bolivia, México, Nicaragua, Guatemala, Perú, Brasil, Chile y Colombia. Si bien en cada país estos procesos han presentado características propias, en términos generales, se ha dado una mayor participación de los sectores indígenas en la vida e instituciones políticas (Colombia, México), incluso a través de sus propias organizaciones sociales (Perú, Colombia, Bolivia, Brasil, Ecuador y Venezuela) y movimientos políticos que participan en elecciones (Ecuador, Bolivia, Colombia, Perú y Venezuela). Este cambio ha supuesto la traducción política de demandas e intereses que habían permanecido dormidos durante mucho tiempo pero que se encontraban latentes en el sistema. | es_ES |