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dc.contributor.authorFundación Simon I. Patiño
dc.date.accessioned2013-03-18T20:56:18Z
dc.date.available2013-03-18T20:56:18Z
dc.date.issued2013-03-18T20:56:18Z
dc.identifier.urihttp://hdl.handle.net/123456789/2528
dc.description.abstractPasión e inteligencia son dos rasgos distintivos en la obra de Mauricio Bayro (Cochabamba, 1957), un pintor original, vigoroso y de bien ganado prestigio entre los críticos, en el breve círculo de sus colegas y en una ancha franja del público que consume arte o tiene curiosidad por alguna de sus manifestaciones. La tarea de un artista, en definitiva, consiste en desmentir los escenarios reales y colocar enfrente otros, fantásticos y capaces de incomodar, de negar las verdades consagradas e incluso forzarnos a revisar todo, hasta esas certezas inconmovibles heredadas o recogidas en aulas, libros O charlas de café. En estos trabajos, utiliza diversos recursos: el llamado arte objeto, las tintas y en particular los óleos, el material que mejor domina y que, a su juicio, plantea mayores desafíos a un pintor. De todas maneras, vive experimentando con nuevos materiales - desde piedras hasta aceites - para cumplir el sueño de hacer arte con lo que le ofrece su entorno. Las obras encaran la soledad del hombre, los engaños mediáticos o la degradación del ambiente, temas que encuentran clima propicio en un mundo dominado por grandes corporaciones que alientan el consumo desenfrenado, el vértigo y la rápida extinción de la vida útil de los objetos. Estas categorías incluso alcanzan a formas, placeres y hasta conceptos estéticos. Los óleos son la gran apuesta de la muestra. Surgidos de una reciente visita del autor al salar de Uyuni, sugieren geografías de otros planetas o bien de una época que ha comenzado a expirar sin que la mayoría de la gente se haya dado por enterada. El tratamiento de colores en lagos, montañas y cielos tiene una rara opacidad y las formas de algunas piedras, erosionadas por lluvias y vientos, son francamente fascinantes. Estos paisajes, bellos y enigmáticos, parecen mirados por el pintor con ojos de despedida. Se trata de una dramática advertencia respecto de la devastación del planeta confinada en esa pequeña porción del país. Además, no parece improbable que los destinatarios sean hombres y mujeres de futuras generaciones, quizá para que sepan, ya consumado el daño, cómo eran los lugares donde vivían sus antepasados. Las obras expuestas -incluyendo un Cristo andino que ya ha perdido de vista a su autor y al que hasta se le atribuyen algunos milagros- como los soles del altiplano tiene la rara apariencia del paisaje andino que el autor trata de documentar obsesivamente.en_US
dc.language.isoesen_US
dc.subjectARTE BOLIVIANOen_US
dc.titleMo Bayro Corrochando, lucubraciones y algo másen_US
dc.typeBooken_US


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