dc.description.abstract | En Lucrecia Palza pude palpar lo que se dice que debe ser un hombre, en este caso una mujer equilibrada, no en el sentido de la racionalidad o no, sino en el vaivén de un lado que tiende más a lo racional, la planificación y el futuro, vs. el pasado, los sentimientos y sensaciones. Ella en una etapa de su vida cuando se hizo programadora, sintió que le hacía falta algo para equilibrarse como ser humano y buscando encontró el arte, siguió profundizando dentro de éste y encontró la Cerámica, como esa otra faceta que quería conocer para sentirse completa. Y desde entonces se dedicó a la Escultura en Cerámica, pero también trabaja en su otra actividad que le permite solventar sus necesidades materiales. Lo boliviano y lo andino es una constante en su arte, pese a haber estado muchos años radicando fuera del país, ella se siente identificada con este paisaje, con nuestras costumbres y nuestra realidad, extrae de ésta una síntesis de movimiento como en sus Wakatokoris, sus bastones de mando, sus vírgenes y mujeres del pueblo. Los Andes para Lucrecia Palza son su identidad en una ciudad cosmopolita donde la única forma de no dejarse llevar por esa corriente que aliena mente, arte y cultura es acercarse más a su origen en las altas montañas de línea fuertemente quebrada, escapándose de ser devorada por ese medio. Incluso en el tema que presenta en su examen de grado de maestría están presentes los textiles andinos, de los cuales extractó los diseños zoomorfos bidimensionales y les da tridimensionalidad sin que pierdan su carácter, proporciones y movimiento//. | en_US |