dc.description.abstract | El texto desarrolla la importancia que adquiere la formación de abogados y jueces en el momento de aplicar la norma a un caso concreto para impartir justicia. Busca ampliar el debate respecto a los criterios de reforma de la justicia. Hasta ahora las reformas se concentraron en la organización judicial, la forma de elección de los jueces, las leyes sustantivas y procedimentales para hacer más fluida y rápida la administración de justicia. Pero descuidaron la formación necesaria de abogados y jueces, el sustrato.
El juez no debe simplemente aplicar la norma a ciegas, sino que debe ver en ella una oportunidad de realizar el derecho y construir un fallo justo, adecuado a la resolución del conflicto. Entonces, el derecho debe ser un medio, una herramienta, una oportunidad para construir justicia a partir de sus decisiones. La idea es que se debe superar la formación positivista del abogado e ingresar a una formación de responsabilidad social en la administración de justicia. El abogado positivista está formado en la aplicación literal de la norma, como una máquina que sólo le interesa la conformidad con la ley. El abogado formado en la responsabilidad social de la administración de justicia interpreta y usa el derecho y la legalidad para evitar el conflicto o lograr una solución pacífica al conflicto.
La propuesta es reformar la justicia a partir de una reforma a la educación en derecho. Una educación que abandone el excesivo civilismo en los contenidos extensos de materias de derecho privado y en la formación del razonamiento jurídico que desconcentre el logo-centrismo jurídico, que entierre en la historia del derecho a la educación memorística y poco crítica del positivismo jurídico. | es_ES |