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dc.contributor.authorEspacio de Arte
dc.date.accessioned2012-11-12T20:29:56Z
dc.date.available2012-11-12T20:29:56Z
dc.date.issued2012-11-12T20:29:56Z
dc.identifier.urihttp://hdl.handle.net/123456789/2418
dc.description.abstractEncontrar artistas arquitectos ó arquitectos artistas nos es ninguna novedad y menos una mala práctica. Quizás, esa mezcla puede ser mal interpretada en este medio, e incluso, mal vista por algunos defensores de los campos específicos de los oficios y las profesiones, los eternos apologistas de las licenciaturas. Para explicar estas embrollos, debemos recordar que hace apenas algunos siglos tenemos una profesión de arquitectura escindida de las artes y las ingenierías. En el Renacimiento no se tenía todavía una claridad de los límites de un oficio a otro. Grandes figuras del arte y la arquitectura no concebían esas limitaciones disciplinares y menos, una clara diferenciación entre las artes. Figuras egregias como Miguel Ángela Leonardo da Vinci eran, indistintamente y sin resquemores, pintores, escultores, arquitectos, constructores, inventores, urbanistas e incluso maestros formadores de nuevas generaciones. Hacia el siglo XVIII, se delimitan, más aún, estas áreas del humanismo académico y se promocionan las disciplinas estancas y encuevadas que permiten a los defensores de las licenciaturas de hoy día fruncir los ceños cada vez que ven a un arquitecto pintar o, a un pintor hacer arquitectura. Con esa mentalidad ignoran las últimas corrientes de la pedagogía que promueven una transdisciplinariedad, donde pueden formarse creadores de mentalidad abierta que, indistintamente, trabajen en cualquier disciplina de las artes . En otros términos, una mentalidad holística que, para nuestro campo, sería como la de un creador multipropósito. Aparte de ello, debemos recordar que muchos grandes arquitectos fueron y son artistas, y que muchos grandes artistas comenzaron con la arquitectura. Entre los prime ros podemos citar algunos ejemplos de calidad. Rememora r al maestro Le Corbusier es ilustrativo porque tanto sus edificios como sus óleos tenían un nivel indiscutible y más aún, tenían una correlación estilística, o cómo definiría Marchan Fiz, una contaminación figurativa. Podemos recordar también, al genial argentino Clorinda Testa que se mueve con soltura entre la arquitectura, la pintura y las instalaciones. Asimismo, es notable en la actualidad la obra del español Navarro Baldeweg que puede contrastar su arquitectura simple y depurada con la violencia, cromática y formal, de sus cuadros. Siguiendo con otros ejemplos de "artistectos" que se deslizaron de un campo a otro recordemos a Gordon Matta Clark que, una vez licenciado de la carrera de arquitectura, prefirió "deconstruir" edificios a edificarlos o a ABan Wexler que parodia con arte objetual e instalaciones su pasado de licenciado de una escuela arquitectura. Así pues y para terminar la discusión que a veces emerge con los licenciados de una profesión ° de otra, convengamos que por ventura, los límites entre el arte puro y el arte aplicado siempre fueron confusos e imprecisos y poder salta r de un campo a otro, como lo demuestran los ejemplos citados , puede ser en todo caso, muy estimulante.en_US
dc.language.isoesen_US
dc.subjectARTE BOLIVIANOen_US
dc.subjectARTISTAS BOLIVIANOSen_US
dc.titleTectos Artien_US
dc.typeBooken_US


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