Necesidad de crear los internados con fines educativos para los hijos de los privados de libertad que no tengan quien se haga cargo de ellos
Resumen
El problema de la presencia de niños en los establecimientos penitenciarios que viven con uno de sus progenitores detenido es uno de los más notables y graves, que tiene que confrontar el Sistema Penitenciario boliviano. En nuestro estado, de acuerdo con el artículo 26 de la Ley de Ejecución Penal y Supervisión, los hijos de los internos, menores de 6 años, puede vivir con su progenitor en el establecimiento siempre y cuando tenga su tutela. La mayoría de las legislaciones, tienden a reducir la edad hasta que la que está permitido que los hijos de los presos convivan con ellos en la cárcel durante el tiempo que permanezca en la misma. Los niños que viven en las prisiones con sus padres, no solamente sufren una fuerte estigmatización, sino que también son expuestos al contagio criminal y a todos los efectos negativos de la prisionalización, como la violencia, el consumo de drogas y alcohol y los abusos y vejámenes que estos menores pueden sufrir. Así mismo los niños pierden el miedo a la prisión y por el ambiente en que viven, se preparan para ser adultos delincuentes, sin temor al castigo que han aceptado como una forma de vida y sus vivencias se reducen al patio de la cárcel. Según las estadísticas en todas las cárceles de Bolivia viven 3 mil niños y esta cifra se duplica a fin de año debido a las vacaciones correspondientes. Por todo lo señalado, hemos elegido el presente tema justamente por sus sensibilidad social, ya que mi persona a trabajado en ese rubro y por eso siento mucho la grave situación en que se encuentran estos menores, por lo que deseo contribuir con un estudio profundo de esta realidad penitenciaria, para ofrecer posibles soluciones que sean creativas y sobre todo reducir la edad máxima de permanencia de los niños y niñas en las cárceles juntamente con sus progenitores, por considerar la edad actual de 6 años, sumamente permisiva, ya que a esa edad el niño ya ha tomado conciencia de sus situación y la de sus padres, con los efectos negativos que esto implica como la fuerte estigmatización que sufren, la pérdida de autoestima y la inversión de valores que se produce en sus persona. Por todo esto, surge la urgente necesidad de poner fin a esta problemática de una vez por todas, antes que más niños se conviertan en víctimas de violaciones, humillaciones e incluso la muerte.